OPERACION LIBERACION, ENSAYO DE PODER EN EL ESTADO DE MEXICO

LIBERACIÓN JULIO 25 A

El operativo de alto impacto denominado Operación Liberación resultó aparatoso, llamativo, algo efectivo, pero, no cayeron los capos, los líderes, los mafiosos y ningún padrino político que durante años, han patrocinado a la mafia del narco y la extorsión en el sur del Estado de México, bajo la marca de la Familia Michoacana.
Desde el gobierno de Enrique Peña Nieto en el Estado de México, éste reconoció que en el sur de la entidad se había infiltrado el narcotráfico, el crimen organizado y en particular el cartel de la Familia Michoacana, el cual, impuso su ley, su religión, sus reglas, sus códigos, bajo la tutela de otra gran familia mafiosa: la política y el Grupo Atlacomulco, principal “administrador y emperador” de la zona sur.
Si, fueron los gobiernos priistas quienes por casi 100 años gobernaron el Estado de México y estructuraron la red mafiosa donde los jefes policiacos -estatales y municipales- se convirtieron en “gerentes” de estas empresas mafiosas que hoy, el gobierno de la maestra Delfina Gómez, trata de aplastar.
Pero en toda acción siempre hay una reacción. En efecto la Operación Liberación de inicio dio buenos resultados, hay detenidos, presuntamente se rompió la red de extorsión que cubría más de diez municipios en el sur de la entidad, sin embargo, no cayeron las grandes cabezas, los peces gordos, los padrinos de la política y jefes policiacos que son los principales y más fuertes eslabones de esta cadena mafiosa. Al cierre de esta edición no se había registrado la reacción violenta de estos grupos mafiosos, pero, se espera que no se quedarán con los brazos cruzados.
Hasta el momento a través de acciones, operativos estratégicos como Bastión, Enjambre, Liberación y Restitución la autoridad mexiquense en coordinación con la Guardia Nacional, Ejército, Marina, Fiscalías, policía estatal y municipal han dado severos golpes al crimen organizado, a la delincuencia y en especial a la reciente “guerra” en contra del delito de Extorsión que se ha vuelto una plaga, una pandemia del mal para miles de familias, personas, comerciantes, empresarios y transportistas.
La misma presidenta de México, Claudia Sheinbaum en una de sus conferencias mañaneras, reconoció que la extorsión era un delito preocupante que se extendía en todo el país y, por ello, en el Estado de México arrancó el Operativo Liberación, Bastión, Enjambre y Restitución los cuales revelaron cómo el cártel de la Familia Michoacana tejió durante años una red de poder económico y político con autoridades municipales en el Estado de México.
En los últimos meses, el Gobierno del Estado de México en coordinación con el gobierno federal, implementaron una serie de operativos estratégicos para debilitar al crimen organizado y recuperar el control territorial, institucional y económico de distintas regiones, se dio el primer paso, se detuvo a varios mafiosos, pero, no cayó ningún mafioso de cuello blanco, auténticos padrinos de estas mafias.
Se espera que estas intervenciones representen un golpe directo a La Familia Michoacana, una de las organizaciones criminales con mayor presencia en el sur del Estado de México. Los operativos han atacado su base territorial, financiera e institucional, debilitando sus mecanismos de operación y control. Entre los principales objetivos de estas acciones están José Alfredo Hurtado Olascoaga, alias “El Fresa”, y Johnny Hurtado Olascoaga, alias “El Pez”, señalados como los líderes del grupo delictivo y responsables de construir una red de extorsión y violencia que durante años operó con complicidad o negligencia de autoridades locales.

OPERATIVO
El operativo de alto impacto contra las estructuras económicas, logísticas y de extorsión de La Nueva Familia Michoacana, encabezado por autoridades estatales y federales, incluyendo al Gobierno federal mediante la SSPC, es la más reciente y entró en operación en al menos 13 municipios del sur y occidente mexiquense: Valle de Bravo, Ixtapan de la Sal, Tejupilco, Tlatlaya, Temascalcingo, Sultepec, Malinalco, Donato Guerra, Amanalco, San Felipe del Progreso, Ixtlahuaca, Texcaltitlán y Villa Victoria. Hubo varias detenciones incluyendo líderes financieros y logísticos.
Aparentemente fueron buenos los resultados del Operativo Liberación; se intervinieron 63 negocios entre pollerías, tortillerías, carnicerías, almacenes, casas de materiales y ferreterías; 6 minas aseguradas que eran utilizadas para el acaparamiento y distribución ilegal.
De los bienes incautados: 4,174 aves, 30 vacunos, 89 bovinos, 52 equinos, además casi 4 toneladas de carne; 17,657 kilos de forraje, 5,000 bultos de cemento, 137 toneladas de varilla; 128 vehículos y 18 animales exóticos, así como gran cantidad de material de construcción como cemento, blocks, tabiques, varillas y alambre.
Trascendió que los mafiosos integrantes del cartel de la ahora llamada Nueva Familia Michoacana cobraban cuotas por producto que ingresaba a los municipios. Exigían pagos de $50 a $400 por distribución de materiales. Se comprobó un sobreprecio del 400% en productos básicos de gran impacto social, dado que miles de familias y negocios estaban sometidos a la red de extorsión. Se informó que todos los productos incautados serán repartidos en comunidades vulnerables, así como para obras públicas de impacto social.

¿Y LA AUTORIDAD?
Ahora falta ver si esta acción, este operativo llega también a los narco-alcaldes o la élite política que por años y sexenios han gobernado y dado poder criminal a estos grupos del narco que hace más de 40 años invadieron el sur del Estado de México y nunca, ningún gobierno del PRI los combatió, quizá, porque los mismos priístas las crearon, auspiciaron y protegieron.
Así, mientras los elementos policiacos cateaban bodegas y se decomisaban toneladas de grava y huevo, en los ayuntamientos los altos funcionarios y directores de policías se hacían ojo de hormiga e inocentemente miraban hacia otro lado. Hay grandes y válidas preguntas: ¿Cómo se explica que por años han operado redes criminales a plena luz sin la complicidad—activa o pasiva—de alcaldes, síndicos, jefes policíacos? ¿Dónde están las órdenes de aprehensión contra quienes debieron proteger a su gente y optaron por callar, pactar o participar? Si no se lleva a cuentas a los gobiernos locales que permitieron el narcoestado
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municipal, la Operación Liberación quedará coja. Porque la soberanía no solo se recupera en los montes: también en los palacios. Y ahí, por ahora, reina el silencio.

BLOQUEOS….
Tan pronto se implementó la Operación Liberación, se corrió la voz, se alertó a los grupos mafiosos, a los integrantes de la Nueva Familia Michoacana, quienes como primera estrategia fue bloquear con taxis varias rutas y encapsular a los cientos de elementos que participaron en el operativo, pero, se espera que pronto tengan una reacción violenta y declaren la “guerra” al gobierno de la maestra Delfina Gómez.
Los transportistas y agremiados al sindicato de la construcción -como brazo de la mafia- actuaron como fuerzas de choque para frenar los operativos y evitar el traslado de los detenidos. Hubo tensión, las armas estaban calientes, el dedo en el gatillo, se esperaba violencia, oposición, resistencia, pero, ante el número de personal de la Guardia Nacional, los mafiosos optaron por “esperar” quizá un mejor momento.
Fue así como el pasado martes 22 de julio en una jornada marcada por el caos y una inédita movilización de transportistas y sindicatos que actuaron como escudo de un grupo delictivo, para intentar frenar la acción de la Justicia, cosa que no lograron, por el momento.
Fueron decenas de taxistas y camioneros vinculados a La Familia Michoacana, quienes bloquearon durante más de 24 horas los accesos a una decena de municipios en protesta por un operativo conjunto de la Fiscalía estatal, el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional contra redes de extorsión y negocios controlados por el crimen organizado.
El operativo de seguridad, bautizado como Operativo Liberación, tuvo como objetivo dar un golpe a la estructura económica de este cártel, que desde hace años impone cuotas a comerciantes, obreros de la construcción y vendedores de alimentos en municipios de la llamada Tierra Caliente mexiquense. Las acciones policiales incluyeron cateos a casas de materiales, clausuras de minas de arena y la detención de presuntos operadores criminales.
La reacción de los grupos mafiosos fue inmediata: en Valle de Bravo, Tejupilco, Luvianos, Tlatlaya, Temascaltepec e Ixtapan de la Sal, entre otros, los transportistas cerraron las carreteras, paralizaron la actividad económica y retuvieron a varios agentes. Fuentes de seguridad aseguran que los taxistas actuaron como “halcones”, alertaron de los movimientos oficiales, y que los bloqueos no fueron espontáneos, sino coordinados por intereses ligados al crimen organizado.
Los bloqueos fueron levantados de forma paulatina a lo largo del mismo martes, pero dejaron fotografías en las que se observan calles desiertas, comercios cerrados, policías desarmados por civiles y patrullas vandalizadas.
En Tejupilco, un grupo de hombres desarmó a seis agentes y destruyó su vehículo oficial mientras eran grabados. En Tlatlaya, al menos 60 uniformados permanecieron retenidos durante varias horas. Los transportistas y agremiados al sindicato de la construcción actuaron como fuerzas de choque para frenar los operativos y evitar el traslado de los detenidos. Aunque el operativo Liberación fue calificado como exitoso, no se descarta una reacción violenta de este grupo mafioso que es patrocinado por políticos priístas y empresarios que a través de este brazo armado, mantienen poder y dominio en la zona sur de la entidad, donde, el narcotráfico también tiene un gran mercado.
Estas acciones, dejaron como resultado ocho detenidos, quienes están presuntamente relacionados con prácticas extorsivas en minas, comercializadoras, distribuidoras de materiales de construcción, ferreterías, criaderos de pollo, cerdo, así como transporte de carga y manipulación de paquetería, entre otros y eran parte fundamental de las estructuras de financiamiento de un grupo criminal con orígenes en Michoacán; así lo dio a conocer el fiscal José Luis Cervantes.
Gonzalo «N», Eli «N», Alicia «N», Jorge «N», Yareli «N», Bernardo Alejandro «N», José Fernando «N» y Antonio «N» fueron las personas detenidas. Se trataba de sujetos que con fachada de comerciantes, líderes sindicales o servidores públicos, convivían en el día a día en las comunidades, por otro lado también, algunos de ellos eran destacados empresarios de la comunidad a la que dañaban económicamente.
Se destaca que José Fernando “N”, detenido en Ixtapan de la Sal, realizaba trabajos de logística a través de operadores de servicio público de taxi. Se puede decir que la Operación Liberación fue un éxito, se le dio un gran golpe a la mafia, la cual, a través de los años de privilegio, de ser protegida e intocable. Finalmente, los grandes capos son “títeres” armados de las mafias de cuello blanco.