SUFREN ALTOS INDICES DE TEMOR A LA VIOLENCIA HABITANTES DE ZONAS URBANAS EN EL EDOMEX

Poblaciones urbanas del Estado de México como Ecatepec, Naucalpan, Tlalnepantla, Izcalli, Chimalhuacán, Toluca, Neza y Atizapán tienen la percepción más alta de peligro e inseguridad, principalmente cuando sus habitantes hacen uso de los cajeros automáticos localizados en vía pública, el transporte público y en carretera.
Pese a las mesas para la Reconstrucción de la Paz que encabeza semanalmente la gobernadora Delfina Gómez Álvarez, donde se afirma que ciertos delitos como el homicidio de alto impacto y otros van a la baja, la más reciente encuesta de ENSU, precisa que tres de cada cinco mexiquenses se sienten inseguros en su ciudad y, peor aún, el 76 % de la población en zonas urbanas del Estado de México considera que vivir en su ciudad es peligroso.
Advierte la encuesta que en el Estado de México, tres de cada cinco personas se sintió insegura y de las ocho ciudades que aparecen en la encuesta, la mayoría, incluida Toluca, la capital supera 70% de los encuestados.
La encuesta resultado del primer trimestre de 2025, precisa que el 61.9 por ciento de la población de 18 años y más, consideró que es inseguro vivir en su ciudad. Este dato supera mínimamente al mismo periodo del año anterior que registró 61.0 %. También se reveló que son las mujeres quienes se sienten más inseguras. En marzo de 2025, 67.5 % de las mujeres y 55.0 % de los hombres consideraron que vivir en su ciudad era inseguro.
Los municipios más inseguros en el Estado de México son ocho: Ecatepec, Naucalpan, Tlalnepantla, Izcalli, Chimalhuacán, Toluca, Neza y Atizapán, mientras que otras ciudades con alto índice de inseguridad son Villahermosa, Culiacán, Fresnillo, Uruapan, Irapuato y Chimalhuacán, entre otras.
SSEM
Se puede intuir que la Secretaría de Seguridad del Estado de México (SSEM), en el primer gobierno de oposición, Morena, no ha dado los resultados en seguridad que el pueblo mexiquense aspiraba con el arribo de un gobierno distinto al PRI. Quizá el gobierno de la 4T esté en el camino correcto, a desbaratar esa mafia, esa red delincuencial que se construyó a través de los gobiernos priístas, donde la inseguridad hizo del Edomex una de las principales plazas del narco en complicidad con políticos, mandos policiacos y hasta militares. Hoy, parece que cambió la estructura, pero, por lo pronto, la percepción de inseguridad es real y muy alta.
Está por cumplir un año al frente de la Secretaría de Seguridad, el teniente Cristóbal Castañeda quien en su trabajo, estadísticas, cifras operativas, despliegues territoriales y coordinación interinstitucional, no ha podido garantizar la seguridad. En el gobierno mexiquense y en ciertos sectores se le reconoce la constancia y disciplina táctica: conoce el terreno, responde con prontitud y ejecuta con orden, pero, persiste la inseguridad.
Sin embargo, el problema de la inseguridad no es de esfuerzo, sino de enfoque, porque la política de seguridad sigue atrapada en la lógica del control, sin atreverse a desmontar las causas profundas del crimen. No hay diagnóstico público sobre los mercados ilegales, las redes de corrupción institucional o la violencia estructural que castiga con mayor crudeza a los más pobres. No hay política criminal, sólo reacción.
A simple vista se ven más patrullas, se patrulla más, pero no se transforma el territorio. Se habla de paz, pero no se toca la desigualdad, ni se limpia la cadena de mando, ni se transparentan los protocolos de fuerza. La seguridad, como tantas otras veces en el Estado de México, sigue siendo una estrategia de contención, no una arquitectura de justicia.