PRI, PAN y PRD TAMBIEN DEBERIAN SER DECLARADOS GRUPOS TERRORISTAS

LA FAMILIA FEB 21

Por José Santos Navarro

Auténticos carteles de la mentira, distribuidores de falsas promesas, capos de cuello blanco, ratas de dos patas, falsificadores, violadores de los derechos humanos y distribuidores de la droga llamada “Pobreza”, es la clase política en México y, por ello, el pueblo también los tiene ya clasificados como Grupos Terroristas.
Esto viene a cuento por la reciente, loca y provocadora determinación del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de catalogar como “Terroristas” a los carteles mexicanos, porque, con esa determinación Estados Unidos –según sus leyes- ellos pueden invadir y bombardear a quien se les dé la gana, amparados en sus leyes. Pero los mexicanos también somos expertos en preparar tacos de “lengua”.
Lo que sí preocupa a todos los mexicanos es la existencia de otros carteles como el PRI, PAN, PRD, PVEM, MC, PT y hoy Morena, sí, todos los partidos políticos son auténticos carteles cuyos principales capos –presidentes de la República, secretarios de estado, diputados, senadores, asambleístas y achichincles de saco y corbata-, han robado el fruto de los recursos naturales del país, principalmente los presidentes de México –no todos- pero sí la gran mayoría están considerados como los principales capos, lavadores de dinero, traficantes de poder y ratas de uña larga.
En las urnas el pueblo les ha declarado la guerra, ha tratado de aniquilarlos por ser auténticos terroristas de la política, enemigos del pueblo y principales saqueadores de la riqueza nacional. Distribuyen y venden la peor de las drogas, peor que el Fentanilo, la coca, el opio, cristal y la mariguana. Esta droga llamada “POBREZA” se distribuyó y se inyecta a través de la filosa lengua de la clase política, donde hombres y mujeres se convirtieron en la peor mafia del país.
Algunos de los capos más recientes y famosos de la Familia del PRI en el Estado de México son: Carlos Hank González, Alfredo del Mazo González, Mario Ramón Beteta, Ignacio Pichardo, Emilio Chuayffet, César Camacho, Arturo Montiel, Enrique Peña Nieto, Eruviel Ávila y Alfredo del Mazo Maza. Todos y cada uno sembró terror a través de sus mafiosos de cuello blanco, principales distribuidores de la droga llamada “POBREZA”.
El cartel del PAN mexiquense también traficó con la misma droga “POBREZA” y otra llamada “CONTUBERNIO”. Estos mafiosos se hicieron adictos al esteroide conocido como “FUERO” y se volvieron intocables. Al estilo Al Capone firmaron un plan de no agresión con el PRI y, así llevaron la fiesta en paz por varios sexenios, sólo se ofendían en tiempos electorales, pero, luego, seguían siendo amigos, cómplices y adictos a otra opioide conocido como “PODER”.
El cartel del PRD en el Edomex fue una organización pequeña, casi, casi como “narcomenudistas”, vendían promesas a menor escala, más baratas y sólo en los barrios bajos de las delegaciones, alcaldías y municipios, donde los gobiernos en turno, les permitían distribuir y vender sus drogas, las mismas que traficaban PRI y PAN, pero, a menor escala. Sin embargo, llegaron a dominar varias plazas, estados de la República, pero, por su adicción a otro tipo de drogas como las llamadas “AMBICIÓN y FRAUDE”, también cayeron en el vicio del poder. Este cartel prácticamente está desaparecido.
De estos partidos y carteles de la política hubo rupturas, se hicieron pequeños grupos, distribuidores de otro tipo de drogas a nivel de alcaldías en la ciudad de México y algunos municipios en dos o tres estados de la República. Surgieron nuevos partidos políticos con miras a crear nuevas plazas de poder, pero siempre con la vista puesta en las urnas, porque es ahí, donde se “compra” a buen precio la droga llamada “PODER”, sólo que, el llamado cartel del Sol Azteca, ya no preocupa, ahora sólo venden dulces con droga en las calles.
El presidente de Estados Unidos podría sí estar loco por su adicción a esa otra droga que se inyecta todos los días, llamada “INVASIÓN” y que, alguien le diga al oído que él también es uno de los máximos capos internacionales que tienen drogado al mundo. Que hace bien al sembrar el miedo entre los mexicanos, sus vecinos y proveedores de esa otra droga llamada “PRODUCCIÓN” y, el pueblo de México le agradece la idea de llamar también a los partidos políticos, GRUPOS TERRORISTAS. No cabe duda que el mundo es una gran tiendita.
Por cierto, el Fentanilo también es el pretexto para que el gobierno de Estados Unidos considere a la Familia Michoacana como grupo terrorista la cual opera en el sur del Edomex y, si por ahí se escuchan algunos “cañonazos”, pues es que ya empezó la guerra fingida, sólo que, hay que recordarle a Donald Trump que su país, Estados Unidos es quien arma a los carteles mexicanos.
Donald Trump quizá también sea drogadicto pero, no tonto, porque bien sabe que la venta de armamento a carteles mexicanos y el paso de la droga, sea como sea, genera también miles de millones de dólares para manos y bolsillos de políticos, funcionarios, policías y mafiosos en los Estados Unidos. La tormenta pronto pasará. Los carteles de la droga y de la política, son los mismos.