DAVID SANCHEZ ISIDORO, EN MEDIO DEL OPERATIVO “ENJAMBRE”

COACALCO ENE 3 B

Por: José Santos Navarro

Coacalco, Méx.- El imperio de Bernardino Sánchez incluye alcaldías, diputaciones locales y federales, empresas ganaderas, inmobiliarias y gasolineras. García Harfuch tiene en la mira a los herederos de este imperio que hoy encabeza el reelecto alcalde de Coacalco, David Sánchez Isidoro, quien podría caer en manos de la Justicia en cualquier momento.
Esta es la historia: En la primavera de 2008, Bernardino Sánchez Gómez andaba exultante por la vida, y apenas con tiempo para atender otra cosa que la producción de su película.
Aquella grabación era la proclamación de su gloria. Un capricho de varios millones de pesos que bien podía darse uno de los líderes de tianguistas más poderosos del Estado de México, específicamente del valle Cuautitlán-Texcoco.
Sin falsas ambiciones ortográficas, la cinta llevaba por título ‘Venganza del Escorpión’. Tenía como protagonistas al mismo Bernardino Sánchez y a la actriz Érika Moreno, de posterior presencia recurrente en ‘La Rosa de Guadalupe’. Como atractivo especial figuró en el elenco el justiciero eterno del refrito western nacional y héroe de taquilla entre la clase popular: Mario Almada.
Se grabó en Ángel R. Cabada, municipio veracruzano que se desborda por ambos costados del Papaloapan. Un sitio de lluvias eternas y pausas estivales sofocantes. Hoteles, tiendas, parajes y espacios públicos fueron los escenarios.
Aparentemente emocionado con la grabación y la presencia de actores, así como personal de producción, el ayuntamiento cabadense reseñó en su página de ‘Blogger’, el 12 de abril de 2008 lo siguiente:
“Gran expectación está causando el rodaje de la película ‘Venganza del Escorpión’ en locaciones de Juan R. Cabada. Cuatro días de filmación en diferentes puntos de este municipio ambientan la historia campirana en la que los celos provocados por una hermosa mujer confrontan a los hombres enamorados de ella.
«Película en formato de ‘video home’, reúne los elementos que el espectador rural gusta: armas, jaripeo, peleas de gallos, peleas en cantinas (…)”. Jorge Aldama redactó tan a propósito el guión, que Bernardino ni siquiera tuvo que cambiar su apariencia habitual para interpretar a ‘El Escorpión’, ni una retorcida más dio a su mostacho, ni la escenografía cambió sustancialmente su entorno.
Incluso hubo miembros del elenco que se volvieron sus socios en negocios ganaderos. Y cuando la vida real se salió del guión, la muerte vino a corregirla: policías municipales de Coacalco, Estado de México, donde el hijo de Bernardino, David Sánchez Isidoro era alcalde en su primer periodo, y que habían participado en la película interpretando a pistoleros que terminaban asesinados, encontraron en menos de tres años un final semejante al de la ficción.
Aquellos crímenes fueron parte de una era de violencia en ese municipio mexiquense, pero, simultáneamente, de una etapa de prosperidad para los Sánchez Isidoro, que les daría varias presidencias municipales –y no sólo en Coacalco–, diputaciones locales y federales, así como empresas ganaderas, inmobiliarias y gasolineras.

PRIMER AVISO
A partir de consultas con personajes cercanos a los protagonistas, documentación oficial, actas notariales y revisiones hemerográficas, MILENIO reconstruye esta historia en la que no faltan masacres y leyendas sobre presuntas actividades delictivas de los involucrados.
Porque apenas en noviembre pasado el imperio de los hijos de ‘El Escorpión’ parecía amenazado: corrió la versión de que David Sánchez, en la recta final de su tercer período como alcalde, estaba en la mira de Operación Enjambre, junto con su comisario de Seguridad Pública, Armando López Arteaga, y se habían fugado.
A finales de noviembre, la fiscalía mexiquense informó de manera oficial que la Operación Enjambre incluía a funcionarios de Coacalco, pero no dio a conocer los nombres de los servidores públicos implicados.
Aunque no ha habido noticias de aprehensiones, las versiones alertaron a la gente del hijo de ‘El Escorpión’, que al parecer sigue en la mira de Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.
El propio Sánchez, acompañado por el comisario municipal, dijo que no existía notificación alguna sobre ese asunto. El susto parece haber pasado, y este diciembre, Sánchez Isidoro comenzó su cuarto periodo como alcalde.
El Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad reporta que, entre enero y octubre de 2024, se iniciaron en Coacalco 25 carpetas de investigación por el delito de homicidio doloso y 18 por narcomenudeo.

EL PAYO
El 1 de enero de 2013, Bernardino Sánchez Gómez, a sus sesenta y tantos años, amaneció con dos hijos alcaldes: David, en el municipio de Coacalco, por el PRI, y Jesús, en Valle de Chalco Solidaridad, por el PRD.
El primero había sido electo en julio de 2012, y el segundo, siendo suplente, asumió la alcaldía ese día ante la licencia definitiva del alcalde propietario.
Que sus dos muchachos fueran presidentes municipales al mismo tiempo, probablemente era más de lo que Bernardino Sánchez había soñado dos décadas atrás, cuando comenzó a apostar en la ruleta de la política. Pero un gallero experimentado como él seguramente estaba habituado a las sorpresas del azar.
Madre de Bernardino, abuela de David y Jesús, doña Petra Sánchez antecedió a El Payo en el liderazgo de comerciantes ambulantes, si bien a un nivel más focalizado, relatan vecinos que los conocieron en sus inicios.
En los años ochenta, Bernardino ya era un dirigente reconocido en tianguis de Coacalco de Berriozábal, un municipio instalado en la ladera norte de la Sierra de Guadalupe, con casi 300 mil habitantes –población similar a la de Tampico o Campeche, superior a la de Chilpancingo–, y un presupuesto anual de alrededor de mil 300 millones de pesos (unos 64 millones de dólares), según información oficial.
La demarcación es cruzada por la Vía José López Portillo, que en su extremo oriental conecta con el centro de Ecatepec, y en el poniente, a través de Tultitlán, con la Vía Gustavo Baz.
Ese era el territorio de Bernardino, pero a él le pareció lo suficientemente robusto para nombrar a su organización “Unión de Comerciantes de Mercados sobre Ruedas de la República Mexicana”. Por entonces todavía no era El Escorpión. Le llamaban El Payo, es decir, aldeano, rudo, rudimentario, pueblerino.
Según comerciantes de aquella época, Bernardino vestía habitualmente “la cuera” tamaulipeca: chaqueta de cuero o gamuza, barbas del mismo material en pecho y espalda, florituras grabadas en puños y hombros.
Además, usaba hebillas descomunales, botines y tejana afelpada. Lo describen como un hombre carismático, sonriente, desenfadado.
Comerciaba en los tianguis de los fraccionamientos Villa de las Flores, Parque Residencial, San Lorenzo, San Rafael, en Bosques del Valle, entre otros, y para mediados de los ochenta ya era dirigente.
Uno de sus compañeros tianguistas de aquella época, dice que a Bernardino Sánchez lo llamaban así, El Payo, “más bien por campirano, siempre andaba vestido como Pedro Infante en ‘Los tres huastecos’”.
“Fue cuando lo conocí”, relata el comerciante retirado, que prefiere mantenerse en el anonimato.
“Le fui a pedir un lugar, y me lo dio. Sí, era amable, carismático. La gente lo quería mucho, o sea, los comerciantes, los tianguistas. Ya desde entonces levantaba bastante dinero de las cuotas. Pero sí tenía sus guardaespaldas, su grupo de golpeadores.
«Cuando llegaba otro tianguis a su zona o los vecinos se quejaban, su grupo los enfrentaba. Hasta los presidentes municipales lo respetaban, le tenían miedo”.

VIOLENCIA SU LEY
Uno de esos episodios quedó registrado en la Recomendación de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem) al Ayuntamiento de Tultitlán número 28/2004, derivada de una queja presentada por residentes de la colonia Fuentes del Valle, por agresiones y amenazas de los tianguistas de El Payo.
Los vecinos sacaban sus vehículos de sus casas antes de las 05:00 horas y volvían después de las 19:00 horas, “para no tener enfrentamiento con los tianguistas”.
Reportaban constantes agresiones al ayuntamiento de Tultitlán, el cual se limitaba a citar a Bernardino, que nunca se presentaba.
El ombudsman estatal “acreditó las violaciones”, según el expediente Codhem/EM/4456/2003-5, y recomendó al ayuntamiento de Tultitlán resolver el tema. Pero los “días de tianguis” continuaron.

LA GRILLA
En Coacalco, la relación del líder tianguista con las autoridades municipales era aún más estrecha. Hacía tiempo que El Payo había comprendido que su liderazgo le daba una buena mano para hacer apuestas políticas. En 2000 ingresó como regidor del ayuntamiento de ese municipio, por el PRI, cargo que desempeñó hasta 2003.
Así que su siguiente apuesta fue por su propio hijo, David Sánchez Isidoro, entonces de 31 años, abogado por la Universidad Autónoma Metropolitana, al que fue metiendo al ruedo.
Como cuota clientelar de Bernardino, David había dirigido el comité municipal del Frente Juvenil Revolucionario (FJR) del PRI de 2000 a 2005. Era todo su currículum, pero fue designado candidato a presidente municipal para el periodo 2006-2009. Ganó y así comenzó una era de redoblado progreso para los Sánchez. Pero también de intensa violencia en Coacalco.
La mañana del jueves 17 de agosto de 2006, la empleada bancaria Margarita Otero pasó a tomar su licuado cotidiano en un establecimiento de Villa de las Flores. Pero antes del último sorbo, una mano anónima le metió un tiro en el cráneo. En la silla contigua, María Rojano soltó su vaso y se lanzó a un lado, mirando aterrada la escena.
Tres semanas después, el susto de Rojano fue aún mayor, al enterarse de que esa bala era para ella. Rojano era regidora recién entrada en funciones en el ayuntamiento de Coacalco. Su suplente, Raúl Naranjo Ortiz, la había mandado matar con un pistolero sin experiencia. Pertenecían a la planilla del alcalde David Sánchez. Era el clima que parecía imponerse.
Los asesinatos continuaron. Hacia finales de 2008 podía decirse que funcionarios y agentes policiales del municipio libraban una guerra contra un enemigo impreciso para el observador ajeno. El equipo era encabezado por el director de Seguridad Pública, Falti Hurtado Ortiz, que trabajaba en colaboración estrecha con el secretario técnico de la presidencia municipal, Eduardo Manzur Ocaña.
Eduardo era hermano de José Manzur Ocaña, ex delegado de la Procuraduría General de la República (PGR) en el Estado de México, vinculado en legajos judiciales filtrados a la prensa con presuntas actividades delictivas, que ese año de 2008 desapareció, presuntamente con investigaciones federales pisándole los talones.
Ambos tenían un medio hermano poderoso: José Manzur Quiroga, próspero arrendador de grúas, famoso por su riqueza inmobiliaria, su colección de más de 100 autos antiguos, y por haber sido subsecretario de gobierno con los gobernadores Arturo Montiel y Enrique Peña Nieto, y secretario de Gobierno con Eruviel Ávila.

GRUPO ESCORPIÓN
En el equipo policial de Coacalco se hallaba también Mario Martínez de la Vega, comandante del Grupo Escorpión, una unidad de élite de la policía municipal de Coacalco, y su hermano, Roberto Martínez de la Vega.
De ahí salió el nombre para la película de Bernardino Sánchez, que no era ajeno a ese círculo policial. En agosto de 2007, policías de seguridad pública y tránsito acusaron, en una carta al gobierno del estado a Falti Ortiz de obligarlos a vender y pagar con su sueldo boletos de espectáculos efectuados en el salón de eventos Arumi, propiedad de Bernardino; y de liberar delincuentes detenidos por personal policiaco, según reportó ‘La Jornada’ (6/08/2007).
Tiempo después circuló por distintas publicaciones el número de una averiguación previa, como antes se llamaba a las carpetas de investigación (ZUM/I/1978/09), en la que un ex escolta del alcalde Sánchez Isidoro revelaba que Bernardino era “el encargado de cobrar ‘entres o sobornos’ a los policías” y dar protección a narcomenudistas.
El hecho es que El Payo ejercía influencia sobre el grupo de mandos policiales, y lo probaba el hecho de haber integrado al reparto de su película a miembros de la corporación municipal, que eran de su más cercana confianza.
Pero la violencia contra los policías se recrudeció. El 30 de noviembre de 2008, cerca de las 2:30 de la madrugada, Ernesto Martínez de la Vega patrullaba sobre Boulevard Coacalco y Avenida Dalias con su compañero Rubén Ávila, cuando intempestivamente un vehículo les cerró el paso y otro más llegó por detrás. De esas unidades bajaron pistoleros que les dispararon más de 150 proyectiles.
Ernesto era el primero de los participantes en la película “Venganza del Escorpión” que fallecía como lo preveía el guión: bajo una lluvia de balas. Había interpretado el papel de “guarura del Escorpión”.
Apenas unos días después, la noche del 12 de diciembre de 2008, en el pasmoso tránsito de la Vía José López Portillo, a la altura de la plaza comercial Power Center, dos vehículos “encajonaron” el BMW del secretario técnico del ayuntamiento, Eduardo Manzur Ocaña.
De los automóviles bajaron pistoleros que en un traqueteo eterno vaciaron sus armas contra el funcionario. Su autopsia fue un reto forense: recibió directamente más de 100 tiros.
Después, el 13 de febrero de 2009, un pistolero solitario disparó a domicilio sobre Mario Martínez de la Vega, comandante del Grupo Escorpión, quien salvó su vida por traer chaleco antibalas. Pero dos meses después su hermano Roberto no tendría la misma suerte.
Era policía municipal de Ecatepec, y hasta dos meses antes de su muerte había sido escolta asignado al obispo de la diócesis con sede en ese municipio, Onésimo Cepeda. Fue interceptado en Boulevard Coacalco, como Ernesto, a la altura de la Clínica 98 del IMSS, donde se estrelló finalmente, tras un ataque de más de 100 disparos.
Casi un año después, el 12 de enero de 2010, el policía Jesús Mayén Hernández, que en la película de Bernardino interpretó a otro pistolero con destino fatal, fue realmente rafagueado en su patrulla sobre el Eje 8 de Coacalco por delincuentes que lo atacaron desde dos camionetas.
Hubo después una famosa persecución que acabó en Tultitlán, con la toma de rehenes en una marisquería y detonaciones de granadas. Uno de los detenidos confirmó posteriormente que el objetivo era el patrullero.

COMO EN LA PELÍCULA
Para entonces, la ‘Venganza del Escorpión’ ya había sido distribuida, principalmente entre los grupos políticos y policiales cercanos a Bernardino Sánchez Gómez.
Por su parte, la carrera política de los hijos de Bernardino se desarrollaba con fortuna. Jesús Sánchez Isidoro “médico cirujano” terminó su periodo como alcalde de Valle de Chalco Solidaridad en 2015 y fue electo diputado local. David Sánchez Isidoro, a su vez, fue electo para un segundo periodo como presidente municipal de Coacalco en 2012.
En ese trienio Bernardino regresó a Ángel R. Cabada, para emprender negocios ganaderos. El Escorpión había quedado prendado del rancho, así que fundó la empresa Ganaderos Asociados de Ángel R Cabada, Sociedad de Producción Rural de Responsabilidad Limitada, con sede en el mismo municipio.
Según el acta notarial 4675 protocolizada el 27 de mayo de 2014 ante el fedatario Carlos Javier Limón Sánchez, radicado en Córdoba, Veracruz, la sociedad se propone, entre otros fines, desarrollar la “producción, industrialización y comercialización de bienes y servicios agropecuarios”.
Bernardino presidió el consejo de administración, la tesorería quedó en manos de Valentina Mogo Tovar –que en la película ‘Venganza del Escorpión’ interpretó a la esposa del protagonista–, y la secretaría correspondió a Arumi Alina Sánchez Mogo.
De los 29 socios, sólo uno era veracruzano, de San Andrés Tuxtla. Los restantes 28 eran mexiquenses: 17 de Coacalco (centro, Villa de las Flores, El Laurel, Parque Residencial, San Rafael, y las colonias El Gigante y República Mexicana); siete de Tultitlán (San Pablo de las Salinas, Izcalli Rinconada y colonia Solidaridad Social); dos de Jaltenco; uno de Joyas de Ecatepec, y uno de Chalco.
Tres años más dirigió el negocio. El primero de septiembre de 2017 murió Bernardino, primero El Payo y luego El Escorpión. En San Lázaro, la sesión de la Cámara de Diputados hizo una pausa y guardó un minuto de silencio acompañando el duelo de su compañero diputado, David Sánchez Isidoro.
No se dieron detalles sobre las causas y circunstancias del fallecimiento. Sólo se supo que murió en Veracruz. No hubo noticias de sepelio, velorio, obituarios, esquelas o misas. La familia lo despidió en la más estricta intimidad y secrecía. Acaso haya sido acompañado con el “Corrido del Escorpión”, que interpretó el grupo Batalla Norteña, en el colofón de la película de Bernardino.
Su simiente continuó en la política. Jesús intentó ser nuevamente alcalde de Chalco en 2024, ahora por el PRI, sin éxito. David, en cambio, fue alcalde de Coacalco por el tricolor dos veces más (del 2021 al 2024, y vuelto a ratificar este año).
Además fundó otros negocios. Con José Rodolfo González González, Iván Ulises Prado, Eliazer Arzate Becerra y otros socios, echó a andar en 2017 la operadora de gasolinerías Ecogas Ukla (Notaría n° 73, Coacalco, Estado de México, instrumento notarial 26897).
El mismo año creó la fábrica y distribuidora de ropa Confecciones de Alta Calidad Era, con Ernesto Ruiz Ascencio como socio y domicilio en Chalco (Notaría 127, Ixtapaluca, Estado de México, instrumento notarial 7782).
Un año después, en 2018, entró en la empresa dedicada a la explotación de productos agropecuarios y comercialización de artesanías, Publicarr275 (Notaría 12, Juan Rodríguez Clara, Veracruz, instrumento notarial 10742), con su hermano Ángel Sánchez Isidoro, además de Efraín Ladrón de Guevara Carrión, Alberto Cosme Teyes, Nadia Rojas Lara y Ángel Manuel Barrientos Carrión.
En 2019, asociado con Inmobiliaria Ukla, creó la también inmobiliaria Gogsai Desarrolladora (Notaría n° 1, Naucalpan, Edomex, instrumento notarial 30124).
A nombre de su hijo David Sáid, hay otra operadora de gasolineras, Corporativo Esfuerzo Económico, con domicilio en Nezahualcóyotl, creada en 2013 (Notaría de Manuel Villagorda Mesa, Delegación Cuauhtémoc, Distrito Federal), a la que se asoció Jesús Sánchez Isidoro.
El 15 de diciembre de 2024, al arrancar su cuarto período de gobierno, y tras los reportes que ponían a funcionarios de Coacalco en la lista de objetivos de Operación Enjambre, David Sánchez dijo: “Crecí con valores y principios; no tengo necesidad alguna de vincularme con hechos delictivos, por el contrario, estamos aquí para combatirlos y estamos trabajando en ello”. (Con información publicada en el periódico El Heraldo de México).