VIOLENCIA, EL GRAN “FANTASMA” ELECTORAL

Por José Santos Navarro

Conforme se aproxima la campaña electoral del 2 de junio, el ambiente político-electoral en todo México entró en una auténtica guerra sucia, donde el principal fantasma es el crimen organizado a través de la filtración de dinero sucio en apoyo a candidatos y partidos, pero, sobre todo, la peor amenaza es la violencia, arma principal para quienes busquen descarrilar, intimidar, ensuciar y manchar de sangre la llamada elección madre, donde estarán en juego más de 20 puestos de elección popular y la Presidencia de la República.
En el Estado de México se renovará el Congreso Local y las 125 alcaldías, amén de otros cargos más, pero, la atención está centrada en la elección de diputados locales, porque de obtener Morena la mayoría, se garantiza un campo libre que facilitará el gobierno de la maestra Delfina Gómez, para que la mandataria estatal saque adelante sus reformas. PRI, PAN y PRD, todo indica serán objeto de la peor derrota electoral de su existencia como partidos político.
La caída del PRI en el Estado de México y en todo el país marcó el fin de un partido político revolucionario que con el tiempo, el poder y el abuso se convirtió en una mafia del Poder, como lo denomina el presidente Andrés Manuel López Obrador y como el pueblo de México ya lo consideraba desde años ante como un partido represor que en su desgaste político se asoció o amafió con el PAN y la clase empresarial más rica y poderosa del país.
Así, a través del Grupo Atlacomulco en el Estado de México, el PRI estatal se mantuvo casi 100 años en el poder, hasta que llegó la maestra Delfina Gómez y ganó la elección a Alejandra del Moral, sin duda, anuncio del resultado de la elección presidencial, donde Claudia Sheinbaum, candidata de Morena lleva una gran ventaja en las preferencias ciudadanas sobre la panista-priísta-perredista Xóchitl Gálvez. La violencia podría ser la última arma que le queda a la oposición PRI, PAN y PRD.
En el Estado de México ya se han vivido escenas de violencia político-electorales, asesinatos, atentados, mensajes intimidatorios a través de mantas, pancartas y hasta de cabezas de cerdo. Sería muy lamentable regresar a esos capítulos del pasado, pero, es mucho lo que se juega en la próxima elección del 2 de junio, donde todo indica que ya está decidido en favor de la candidata de Morena, mientras que la élite política de la oposición busca sobrevivir, protegerse de la acción de la Justicia a través del fuero en el Senado en la Cámara de Diputados, porque saben que es larga, muy larga la cola de corrupción, abuso de poder y riqueza inexplicable.
Recientemente causó mucho revuelo la noticia de que el narcotráfico financió la campaña electoral de 2006 de Andrés Manuel López Obrador, con el fin de golpear al actual gobierno, a Morena y a su candidata Claudia Sheinbaum, sólo que, esa noticia es falsa y desempolvada, porque si en efecto agentes de la DEA en México hicieron la denuncia, la DEA en Estados Unidos, concluyó que no había pruebas y se cerró el caso, siendo a todas luces, sólo una estrategia para golpear a AMLO en su intención de ser Presidente de México.
La periodistas Anabel Hernández, aventó la nota y logró su cometido. Hacer escándalo, pero en vez de debilitar, dio más fuerza al movimiento de Morena a través de sus candidatos, principalmente en favor de Claudia Sheinbaum. Resulta que la periodista mexicana retomó aquella vieja nota para “pegarle” al Peje, pero no tuvo efecto. Al respecto cabe señalar que cuando un presunto delincuente declara en contra de una persona, esa declaración durante el juicio no es prueba fehaciente, es un decir de un presunto delincuente. La Ley y la Justicia deben investigar esos dichos, esas denuncias y si hay pruebas contundentes de lo dicho por el presunto criminal, se suman al expediente y será el Juez quien determine si tienen validez o no las declaraciones del acusado.
En este caso que revivió la periodista Anabel Hernández, quedó claro en su momento, la DEA en Estados Unidos, cerró el caso por falta de pruebas reales, respecto a que el narco financió a AMLO en 2006. Por el momento, lo único real es que el Presidente de México, López Obrador mantiene un gran índice de aceptación ciudadana del 72.3 por ciento, de acuerdo al más reciente informe de enero 2024 de la empresa encuestadora Demoscopia Digital. Con gobiernos del PRI y PAN, los presidentes de México bajaban considerablemente en la aceptación ciudadana. El caso de AMLO es inobjetable.
Por ello la oposición PRI, PAN, PRD y su candidata Xóchitl Gálvez no hay día que no ataquen al actual gobierno de Morena, que lo acusen de todo y lo señalen como principal culpable de todos los males y desgracias que vive el país. Culpan al gobierno de López Obrador de la violencia, del narco, de la inseguridad, del crimen organizado que extorsiona, amenaza y mata, lo acusan del caos en el transporte, de que en la Megafarmacia no hay ni “mejorales”, que el tren Maya es una porquería, que el NAIM es un elefante blanco y que las mañaneras con una porquería.
PRI, PAN y PRD están en contra del actual gobierno porque ahora millones de mexicanos van al banco a cobrar un algo de la riqueza que tiene el país: Oro, plata, Litio, mares, bosques, selvas, petróleo, gas y otros muchos recursos que de acuerdo a la Constitución todo eso es propiedad de todos los mexicanos, pero, todo eso antes se lo robaban las familias elitistas del PRI, PAN y empresarios. Hoy, AMLO reparte esa riqueza y, de seguir en el gobierno Morena, sin duda, el siguiente paso será crear más Universidades, polítécnicos, escuelas de todo nivel para formar profesionistas y no sólo empleados y obreros, como lo hacían gobierno del PRI y PAN.
Habrá mejores hospitales, médicos, enfermeras, autopistas baratas, trenes, un mejor servicio en todos los aspectos, porque México es una nación rica en recursos naturales y esa es la forma en que la riqueza nacional llegue a las familias y no, sólo a las familias del Poder que desde la Independencia y la Revolución se despacharon con la cuchara gran, acapararon las mejores tierra y repartieron la pero a los campesinos. Ese México y esas familias; esos partidos políticos ya llegaron a su fin, un fin que ellos mismos marcaron.