BETY LA FEA Y ALITO SEPULTAN AL PRI

Por José Santos Navarro

Qué triste y humillante fue la muerte del PRI. Doblegados, derrotados, sin dignidad y sin orgullo. Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, un político animal que por oscuras negociaciones bajó a Beatriz Paredes, quien visiblemente “contenta”, sonriente y sin vergüenza, abrazó a su líder, escondió la cara, no estuvo en la lectura de su obituario, donde se le dio por muerta y, ella, “Bety la fea”, la cómplice, la incondicional, aparentemente feliz –al día siguiente- aceptó su “sepultura”.
La propuesta original del Frente Amplio por México (FAM) para elegir candidata o candidato presidencial, era realizar una encuesta y luego una consulta ciudadana el domingo 3 de septiembre y, ese mismo día, dar a conocer el nombre de quien sería el o la candidata presidencial de la oposición, pero, todo quedó en un teatrito con una obra cómica, donde el PRI bajó a todos sus aspirantes a la Grande y otros más, solitos se bajaron porque –se percataron- que todo era una farsa. Un vil y barato burlesque político auspiciado por el titiritero Claudio X. González y sus títeres del PRI, PAN y PRD.
Beatriz Paredes, parecía ser una mujer política seria, profesional, con principios y digna representante de las mujeres tlaxcaltecas, pero, al final como todos los priístas resultó cómplice de un PRI mafioso, traficante de poder y fabricante de políticos multimillonarios y poderosos. Beatriz Paredes, Bety la Fea ya le dicen sus iguales, quienes nunca en la vida imaginaron que el PRI sería vendido y negociado por debajo de la mesa, una candidatura presidencial. Nunca en su historia el tricolor dejó de tener no uno, sino múltiples candidatos presidenciales.
Beatriz Paredes cavó su propia tumba, cuando se le empezó a subir a las barbas a la hidalguense Xóchitl Gálvez y, en uno de los múltiples foros en que participaron, Paredes lanzó un dardo envenenado a Xóchitl a quien mandó una indirecta muy directa: “Para combatir a la corrupción lo primero que tiene que ser es que tú no seas corrupto, lo primero que tiene que ser es que tengas las manos limpias, que en tu hoja de servicios nunca hayas tenido una denuncia y no hayas permitido que se generarán negocios a partir de tu responsabilidad gubernamental”, tajante, directo y clarito lo dijo Beatriz Paredes y, esa fue su tumba.
Pero la ex gobernadora de Tlaxcala, Beatriz Paredes, si bien no tuvo escándalos mayores de corrupción o enriquecimiento ilícito, sí fue cómplice del PRI durante 40 años de carrera política, en la que fue también chapulín profesional al saltar del Senado a la Cámara de Diputados y viceversa, fue embajadora en Brasil, líder nacional del PRI y, si ella se dice honrada y pura, al menos fue cómplice de la corrupción que hoy denuncia. Tras su derrota prefabricada y la humillación, Paredes se va como una vulgar política vendida, que con los años, el poder y el dinero: se dobló.
Tras el escándalo la tlaxcalteca declaró que “presiente su final”, claro, porque de aquí para adelante, jamás se podrá quitar la etiqueta de “VENDIDA”. Beatriz Paredes traiciona al huipil, al pueblo, al PRI que le dio poder y dinero. Se va agradecida por estar ciega y no haber visto la corrupción, tráfico de intereses, fraudes electorales y hoy, estar señalada como una mujer priísta agachona, traidora e hipócrita. Sacó provecho del PRI, mucho provecho y, ahora, en 2024 será recordada como una de las enterradoras del famoso dinosaurio conocido como PRI NACIONAL.

LA FARSA
Entre cochinos, en medio de un gran lodazal el Frente Amplio por México (FAM), conformado por el PRI, PAN y PRD, demostraron que AMLO tenía razón, que Xóchitl Gálvez, quería ir a la conferencia mañanera en Palacio Nacional, porque quería los reflectores pretextando derecho de réplica ante los constantes señalamientos que de ella hacía el Presidente Andrés Manuel López Obrador y quien también denunció, destapó la trama y sostuvo que en la oposición ya estaba todo decidido; que sería la señora Xóchitl Gálvez la candidata de Claudio X. González. El tabasqueño le cerró las puertas de Palacio Nacional y, ahí, en la calle, sobre la banqueta Xóchitl hizo lo que sabe hacer: un escándalo.
La tesis del presidente López Obrador se confirmó, cuando, ante la farsa organizada por Claudio X. González, se bajaron de esta comedia barata: Lilly Téllez quien denunció que todo apestaba, el empresario Gustavo de Hoyos, aseguró que los mecanismos establecidos en la competencia interna “hacen inviable una candidatura ciudadana”. Paradójicamente, la exigencia ciudadana para estructurar el proceso con prontitud ha determinado que el mecanismo tenga imperfecciones, así como riesgos jurídicos y políticos. “En mi valoración el método hace extremadamente difícil el éxito en la participación de perfiles ciudadanos sin militancia partidista y que no cuenten con cargos públicos previos”, dijo.
Por las mismas razones y más, también se bajaron de esta farsa: Alejandro Murat, ex gobernador de Oaxaca, quien sostuvo: “Por congruencia no puedo estar de acuerdo en un método que deja más dudas que certezas”. Y por lo mismo y más también se bajaron de la farsa: Lilly Téllez, Claudia Ruiz Massieu, Germán Martínez, Damián Cepeda, Enrique de la Madrid y luego vino un grupo de aspirantes que manifestaron su decepción ante el curso que había tomado la farsa. Miguel Ángel Mancera, se inconformó al igual que el perredista Silvano Aureoles, quien obligó a la dirigencia del PRD a romper temporalmente con el FAM, hasta que explicaran cómo y por qué los bajaron a la mala de la competencia.
Total, que al ver que la senadora tlaxcalteca Beatriz Paredes comenzaba a ganarle el mandado a la senadora hidalguense, Xóchitl Gálvez y que la realidad se salía del texto original por decisión tajante de Claudio X. González, decidieron con Alito bajar a Beatriz Paredes a quien obligaron a reconocer que iba muy abajo en las encuestas y, al declinar como lo hizo Santiago Creel y otras y otros, todo volvió a la normalidad: Xóchitl Gálvez será la candidata de Claudio X. González, de quien se dice que nació pobre en un pueblo de Hidalgo, que de niña vendió gelatinas, quien es fruto del esfuerzo, pero, también, millonaria por la corrupción que impera en la “bendita” política mexicana. Finalmente, al Frente Amplio por México, a su candidata y a sus dueños, sólo les faltará el voto del pueblo.